Síndrome del latigazo

¡Cuidado con el latigazo! Y no del látigo precisamente.

El cuello es una de esas zonas del cuerpo que sirve para todo un poco, es enlace entre cráneo y tronco, funciona como articulación, conducto para estructuras como las arterias, huesos, músculos, ligamentos y otras mucho más especializadas como la laringe, tráquea y esófago. Sus múltiples propósitos le convierten en una zona altamente delicada, aunque no lo percibamos así.

Una clave para entender su importancia es la movilidad que nos ofrece porque nadie, con cualquier tipo de dolor en el cuello es capaz de moverse con naturalidad y mucho menos de girar a cualquier dirección.

La lesión más común del cuello es el coloquialmente llamado “latigazo” que no es otra cosa que un esguince cervical causado por un desgarro de alguno de los ligamentos que une las vértebras cervicales y a su vez refleja el dolor en la zona del cuello. La flexión y extensión brusca del cuello mediante alguna acción brusca suele ser el motivo principal.

La causa más típica del latigazo cervical son los accidentes de auto en los que se produce un impacto por detrás casi siempre inesperado, de manera que la musculatura está relajada y no frena ni limita el rango de movimiento y es esta combinación la que desencadena la lesión al sobrecargar la articulación facetaria de la columna en la fase de extensión, cuando la musculatura es menos potente. Caídas de cualquier tipo que involucren el movimiento violento e involuntario del cuello también pueden causar un esguince cervical aunque esto es poco frecuente.

Recientemente también se ha indicado la participación de alteraciones neurológicas del sistema nervioso central que también se ven incluidas en estas lesiones, especialmente cuando el dolor es persistente.

El tratamiento luego de sufrir un latigazo cervical es simple y para nada desconocido: la inmovilización cervical. Esta es la aplicación de una serie de medidas y aparatos para estabilizar la columna vertebral después del trauma y prevenir una lesión mayor que afecte la médula espinal y es aquí donde entra la órtesis cervical o Cuello Thomas, cuyo uso es perfecto para limitar los movimientos innecesarios del paciente durante su recuperación. El collarín cervical, órtesis cervical o Cuello Thomas fue introducido en la rehabilitación en , lesiones en los años 70 por Kossuth, reconocido a nivel mundial como el pionero en los métodos de protección e inmovilización de columna cervical durante la extracción de una persona atrapada en un vehículo de motor.  Si lo mueves, pierdes.